Zabalza Aldave, María Itziar2019-08-132019-08-1319941134-8259https://academica-e.unavarra.es/handle/2454/34285En los años que siguieron a la incorporación de Navarra a la corona de Castilla fue necesario acometer una revisión del funcionamiento de sus instituciones con el fin de conseguir cuanto antes la vuelta a la normalidad que garantizara un gobierno efectivo del Reino. Para ello Carlos V, envió a unos visitadores, quienes en años sucesivos acometieron la tarea de supervisión, sus dictámenes fueron tenidos en cuenta a la hora de decretar las Ordenanzas que debían regular en adelante la maquinaria administrativa. Los monarcas mostraron un excesivo celo en conseguir el control exhaustivo de los salidas y entradas de dinero, pues España en esos años debía mantener los gastos ingentes de un gran imperio. Navarra formaba parte del engranaje de esa política y por tanto también debía contribuir económicamente a su sostenimiento. En el entramado de la Hacienda, el tesorero ocupa un papel fundamental, pues una de sus atribuciones era la de recoger todo el montante de las cuentas que le presentaban los recibidores y otros subalternos. Un documento importante para el control de los gastos era la nómina, que debía hacerse después de que el Virrey diera al tesorero la orden pertinente y siempre después de que las Cortes Generales hubieran concedido el otorgamiento de cuarteles y alcabalas que se acostumbraba a solicitar.application/pdfspaLicencia Creative Commons Attribution-NonCommercial-NoDerivatives 4.0 InternationalNavarraReino de CastillaNóminasSiglo XVIElaboración de la nómina de Navarra en el s. XVIinfo:eu-repo/semantics/articleinfo:eu-repo/semantics/openAccess