La inteligencia artificial (IA), que opera en un mundo sin ley, dando forma a nuestro futuro como personas, plantea importantes dilemas de tipo ético, político y jurídico. El autor se propone observar de manera reflexiva su incidencia en el ámbito de la empresa y de las relaciones laborales e identificar los principios éticos que deben respetarse en su desarrollo y uso para preservar los derechos fundamentales.
La inteligencia artificial ha sido la gran revolución de la última década y lo será en las próximas décadas. Pronto desarrollará capacidades casi humanas, entenderá más sobre nuestras emociones y se anticipará a nuestras necesidades. Esta revolución afectará al futuro del trabajo: unos desaparecerán, otros vendrán. Es necesario invertir más en talento, emprendimiento y en un modelo de innovación abierto. La ética, la capacidad de aprender y la creatividad será lo que nos diferencie de las máquinas.