La exposición muestra esculturas, la mayoría
de bronce, pinturas, grabados, tapices, tejidos por
Paulette Garin según sus cartones, y un conjunto
sobresaliente de dibujos. Todas estas obras se
presentan ligadas por la visión de su comisario,
Edorta Kortadi, que ve en Henri Lenaerts a un
«artista trotamundos, culto, abierto, y religioso
de claros acentos panteístas» y a quien se da voz
también con la publicación de su autobiografía y
otros escritos en el catálogo.